Bajo los escombros de la política
Las catástrofes han cruzado estos días el mundo. Un incendio devora los bosques de una isla, un huracán muerde el cuerpo de varios países, un temblor hunde casas en México. La fragilidad de la existencia está ahí, a la vuelta de la esquina, en manos del fuego, el agua, la tierra y el viento. No sólo afecta a las vidas individuales, sino también a las casas, al lugar en el que fijamos la posibilidad de habitar, ese refugio en el que queremos cuidar el diálogo entre el espacio y el tiempo.
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