Azaña, una pasión española
Los historiadores de la literatura deben tener la precaución de no interpretar el pasado con los valores de su presente. Es poco objetivo identificar sin matices las inquietudes de hoy con la realidad de Cervantes, Jovellanos o Rosalía de Castro. Pero la literatura no es una crónica histórica, está hecha para ser habitada, para que los lectores hagan suyos los sentimientos y discutan las palabras como si fuesen un asunto propio. Así que la apropiación indebida del pasado es lo más natural, aquello que logra con su energía el buen artificio literario.
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