El verdadero reto de la política
He mirado el reloj, van a ser las nueve. Llegué a la sala de espera de urgencia a las cuatro de la tarde. Después de su ingreso, me pidieron el nombre y el teléfono. Aguarde ahí, ya le avisarán. El trato amable de la persona que atiende en la ventanilla de recepción y la cortesía de la enfermera, que pregunta y hace indicaciones como quien se dirige a un niño, apaciguaron mi estado de ánimo. La vulnerabilidad tiene mucho de toma de conciencia, pero también de regreso a la infancia.
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