En un mundo menos apresurado

La realidad convertida en vértigo es una de las características del tiempo que habitamos y que nos habita. Ese vértigo hace que las opiniones se enreden hasta el punto de que resulta necesario ser conscientes no sólo de lo que se dice y se habla, sino del lugar en el que se dice y se habla, y del enredo inmediato de usos, abusos, interpretaciones y malentendidos que convierte la realidad en un laberinto. Baudelaire, según Jean Paul Sartre, había fundado la modernidad poética no sólo al decir, sino al tomar conciencia del lugar que ocupaba al decir. Hoy Baudelaire sería un simple aficionado, porque la velocidad de su París y su época es pura calma comparada con el vértigo del pan nuestro de cada día.

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