A ver si te reconoces

Vuelvo de viaje a casa y el portero me dice que mi mujer acaba de salir hace unos segundos. Estoy cansado, el calor se ha convertido en un amigo maniático, conviene huir de él, pero tengo ganas de hablar con ella, así que le dejo la maleta y salgo a la calle. Si va a comprar alguna cosa para la cena, seguro que ha doblado la esquina de la izquierda. A la hora que es no está abierto el mercado del barrio. La tienda de desavíos, donde compramos los olvidos urgentes, y el supermercado nos quedan a la izquierda.

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