Orgullo nacional

El trabajo me ha llevado esta semana a Alemania. Como a lo largo de mi vida la sociedad alemana ha sido el buen ejemplo en los melancólicos subdesarrollos de las esperanzas españolas, no puedo evitar la dinámica de las comparaciones. Son odiosas, es cierto, pero también ayudan a pensar el sentimiento y a sentir los pensamientos. Todas las comparaciones acaban acompañándonos a un pasillo para cotillear y luego a un cuarto de baño para mirarnos al espejo.

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