Del alboroto al tiroteo
O del tiroteo al alboroto. Por la pantalla cruza una película que no se detiene. Va con prisa y prefiere que el espectador no tenga tiempo para pensar en cada una de las escenas, los diálogos, su principio, su nudo y su desenlace. La violencia de los insultos y los escándalos en medio de las avenidas sólo sirve para ocultar la fragilidad de la historia narrada. La espuma golpea el argumento con un vértigo de coches enloquecidos, accidentes, persecuciones, disparos de pistola o metralleta, puñetazos, cuerpos que caen desde las ventanas y personajes envueltos en un azar en el que todo se derrumba a sus pies.
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