Grato el jazmín – EL PAIS Andalucía
Las ciudades queridas forman una sola ciudad, están unas dentro de otras, como si fuesen muñecas rusas. Perderse en una ciudad significa casi siempre encontrarse con uno mismo, pero en algunas ocasiones afortunadas significa también encontrarse con uno mismo y con otra ciudad. En 1977, Francisco Ayala viajó a Buenos Aires para participar en un Diálogo de culturas organizado por la Unesco. Durante una recepción en el Hotel Plaza se encontró con su amigo Jorge Luis Borges, antiguo compañero de noches literarias y de inquietudes antiperonistas en los años del exilio argentino.
Seguir leyendo en EL PAIS Andalucía – 14 noviembre 2009
Preciosas anécdotas, reflexiones y afinidades entre poetas, como nos cuenta García Montero. El mundo de la poesía, de la literatura, está llena de curiosidades, de coincidencias muy interesantes. Hace varios años, mas de veinte; estuve mucho tiempo yendo a clases de artes marciales, karate concretamente. Fuí escalando cinturones, hasta que me planté en el marrón. Era compañero de clase de un tipo, farmaceutico, muy bien educado; este ya era cinturón negro. Tenía elegancia hasta para dar hostias. Al igual que yo, éramos auténticos pacifistas del Karate, teníamos los conocimientos, hacíamos los combates de entrenamiento y nada más. Luego habían otros que se dedicaban a competir, de espítitu mucho más aguerrido, habían aprendido lo mismo que nosotros, tenían los mismos cinturones pero eran mucho más osados, mucho más inquietos y siempre les gustaba golpear los primeros. Estos entraban en campeonatos. Ese farmaceutico que os relaté antes, es desde hace pocos días el nuevo secretariio general del partido popular en Valencia, Antonio Clemente, quien ha relevado del cargo a Ricardo Costa.
Os cuento esto, por que en la literatura, hay también escritores pacíficos, relajados, que van a lo suyo, que siguen su trayectoria de años sin hacer ruido y hay escritores de competición, personas mucho más ambiciosas, que se presentan a concursos literarios, que los ganan también, que tienen laureles y que ganan dinero, por que no decirlo.
En el caso de la poesía pasa lo mismo, hay quien en la vida no nos presentamos a ningún concurso literario y quien si lo hace, eso no importa; lo verdaderamente importante es el transfondo, el fin siempre debe ser el mismo. Diferencio la poesía de la novela, por ejemplo; siempre entendí la poesía con una épica; con un trasnfondo de solidaridad y compromiso social. Hay poetas de competición y poetas que no son de competición, opciones ambas muy respetables; pero sean de uno u otro sentido, el poeta debe ser poeta ante todo. De nada me sirve un erudito, un poeta sobrado en conocimientos, en metáforas geniales si en el fondo son palabras huecas, vacías escritas por llenar un folio; que mas da que sea poeta romántico, clásico como es mi caso, o poeta moderno, de prosa culta y cultivada, que mas dá; en el fondo todos hablamos el mismo idioma y los fines siempre serán los mismos. No son palabras, si no hechos.
Granada….