La mentira vencible y el flautista de Hamelin
Después de la victoria en la batalla de Lepanto, Felipe II decidió concluir la guerra anglo-española y puso en marcha la Grande y Felicísima Armada para destronar a Isabel I y consolidar frente a los ingleses su poder en Europa. Las turbulencias marinas provocaron numerosos naufragios y la armada tuvo que volverse a la península sin cumplir su misión. Los ingleses, muy expertos ya en la piratería internacional, comprendieron que también se puede ser pirata con las palabras y acuñaron un nombre que tardó poco en pasar a la historia: la Armada invencible. Se propiciaba así una ridiculización de la Felicísima ingenuidad del ejército enemigo y un exaltado aplauso al ejército propio, ya que tiene un gran valor vencer a lo invencible.
Seguir leyendo en infoLibre: