El odio
Hace unas semanas confesaba en esta columna que me gustaría ser presidente de Gobierno. Después de comprobar cómo se agitan los debates sobre la investidura del próximo presidente y las declaraciones de algunos opositores, me animo hoy a confesar lo que nunca estaría dispuesto a hacer para llegar a presidente. Es bueno negociar y acordar un marco de convivencia, y hacer público un programa de gobierno que ilumine el futuro, pero resulta muy triste, penoso, indecente, oscurecer la realidad con mentiras…
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