La mascarilla y la condición humana
No gana uno para sustos. Por mucho que estemos acostumbrados a vivir con el mal, hay extremos que nos obligan a mirarnos con muy malos ojos en el espejo. Robar está mal, pero no es lo mismo hacer de bandolero en la sierra y asaltar la carroza de un aristócrata que quitarle la comida a un mendigo.
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