Las guerras del fútbol
España jugó como un reloj contra Suiza. Movió el balón igual que un equipo europeo de máxima calidad. La maquinaria, entendida como una inteligencia conjunta, hizo que el balón sólo circulase en un sentido. Después vino la derrota. Los suizos, movidos por la furia, provocaron una jugada poco metódica. Un jugador llamado Gelson Fernandes, de hiriente estirpe ibérica y ojos tomados por la sorpresa, nos dio la puntilla. Siempre llegamos tarde. Hemos aprendido a hacer un fútbol calculador cuando la furia está de moda en el norte.
Seguir leyendo en diario Público – 20 junio 2010