Trato personalizado

Si quiere usted un amanecer, pulse uno. Si quiere una comida de trabajo, pulse dos. Si quiere una cena familiar, pulse tres. Si su gestión no tiene que ver con estos asuntos, pulse cuatro y le atenderá uno de nuestros psiquiatras cuando esté libre. Las vacaciones pacíficas devuelven la ilusión de que la vida nos ofrezca un trato personalizado, nos hable de tú a tú, sin el frío homologador de las máquinas. El tiempo de trabajo impone costumbres de usurero, borra por dentro los que somos y convierte cada oficio en una torre de marfil, o en una torre de hojalata, o de cartón, según la suerte que hayan repartido las sucesivas reformas laborales.

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1 Comments

  1. juan manuel el 14 agosto 2010 a las 13:32

    Leerle en cualquier sitio y circustancia, asi como a su compañera Almudena Grande ensancha el espiritu y se siente uno recojido entre los suyos. En estos tiempos de «guerras civiles» de las palabras y las descalificaciones, leerles ( a los dos), es como un descanso en la batalla diaria. Gracias por sus reflexiones y la paz que transmiten. Juan Manuel.