Los vientos
En la costa de Cádiz existe una sabiduría del viento. No tiene que ver sólo con el arte de navegar. El modo de organizar la vida cotidiana gira en torno al viento. Hay un concepto real y poético que me impresionó mucho cuando lo conocí. Aquí se llama levante en calma a una especial situación en la que el viento no sopla, no mueve las banderas o las velas, pero está ahí, al acecho, cargando el ambiente, entrando en las cabezas y en los humores, como la tensión interior, más fuerte cuanto más contenida, de todas las cosas que están a punto de romper.
Seguir leyendo en Publico.es – 9 agosto 2010
Levante en calma… quietud que antecede a la tormenta de emociones, en otro sentido me recuerda a la tramontana de García Marquez en doce Cuentos Peregrinos, vientos que soplan y desvían destinos , cuántas vorágines se arremolinan en los libros, en las vidas. En Argentina, el viento norte es agradable al principio , una suave y cálida brisa que trae consigo aires primaverales, al pasar los días satura y ofusca el cielo, la presencia del exceso evidencia que aborreceremos más temprano que tarde aquello que amábamos… el pampero es la solución a la inclemencia del viento norte, lo combate con rayos, centellas, truenos, la presencia de la violencia evidencia la inmediata limpieza del ambiente que tras de sí el gélido viento persistente y rutinario ha dejado, arrasando pero revitalizando… soplan los sentidos y los secretos, se arremolinan, se calientan, estallan y se contienen. Exceso y violencia, el viento lo sabe.