El tejado
Hay que empezar la casa por el tejado. Paseo por una de las nuevas urbanizaciones del pueblo que se han quedado sin terminar por culpa de la crisis. Un edificio de dos plantas me llama la atención. Sin paredes, el viento corre entre los pilares desnudos. Cubriendo el vacío, un tejado perfecto, defiende de las nubes la ausencia de lo que un día será vida cotidiana, el lugar de los despertadores, la siesta, las discusiones familiares, el olor a comida y los armarios llenos de ropa.
Seguir leyendo en Publico.es – 11 agosto 2010