Estética vampiresca
Los lemas electorales y las banderolas que llenan nuestras ciudades pecan de claridad. Son demasiado literales. El votante perplejo pasea por Madrid y se fija. Tomás Gómez es presentado como un candidato para la gente común. Teniendo en cuenta que la idea de normalidad y cercanía se encuentra ya en la palabra gente, no parece muy oportuno insistir en el matiz de lo común. Supongo que el intento de evitar rimas internas (el presidente de la gente corriente) llevó, sin pensarlo mucho, a poner la palabra común sobre un candidato criticado, desde distintas laderas, por su falta de visibilidad en la política madrileña. La verdad es que sólo ha sido poco común en las estrategias internas de su partido.
Seguir leyendo en Publico.es – 10 mayo 2011